El síndrome de la cintilla o banda iliotibial, coloquialmente conocido como “rodilla del corredor” es una lesión de gran incidencia entre la población deportista, especialmente en el running y en el ciclismo. Parece que esto se debe a la elevada repetición del gesto deportivo, que sumado a una serie de factores, predispone la aparición de esta lesión.
¿QUÉ ES EL SÍNDROME DE LA CINTILLA ILIOTIBIAL?
El síndrome de la cintilla o banda iliotibial consiste en la irritación e inflamación de la cintilla iliotibial, una banda tendinosa que transcurre por el lateral de la pierna hasta la tibia y que es el resultado de la unión de fibras tendinosas del tensor de la fascia lata y del glúteo mayor.
Entre sus funciones destacan:
- Estabilización lateral de la cadera
- Deceleración del movimiento de aducción de la pierna (aproximación de la rodilla a la línea media del cuerpo)
- Estabilización de la rodilla
En corredores, el síndrome de la cintila iliotibial supone entre el 2-12% de las lesiones por sobreuso (lesiones que se producen por un aumento de la fatiga o “sobresolicitación” de una estructura), siendo mayor la incidencia en mujeres (14-22%).
¿CUÁLES SON LAS CAUSAS DEL SÍNDROME DE LA CINTILLA ILIOTIBIAL?
El Síndrome de la Cintilla Iliotibial se ha catalogado como una lesión por sobreuso. De esta forma, el aumento de fricción entre la cintilla y el cóndilo lateral del fémur y/o el aumento de tensión de esta parecen ser la causa de la inflamación de dicha banda tendinosa. Esta fricción se produce generalmente en torno a los 30º de flexión de rodilla, en donde la cintilla iliotibial pasa de estar por detrás del cóndilo femoral a posicionarse por delante del mismo.
A pesar de que un elevado volumen de entrenamiento o un incremento repentino de este en corredores con falta de entrenamiento se ha catalogado como uno de los principales factores que pueden causar el aumento de la fricción de la cintilla, existen una serie de factores biomecánicos que favorecen esta fricción y el aumento de tensión. Entre estos factores destacan:
- Debilidad de los músculos abductores de cadera, especialmente el glúteo medio. Esto favorece un aumento de actividad del tensor de la fascia lata, lo cual aumenta la tensión de la cintilla iliotibial favoreciendo el estrés y la fatiga de la misma.
- Pronación excesiva: favorece el valgo dinámico de rodilla (desplazamiento de la rodilla hacia dentro durante la fase de apoyo). Este hecho fomenta un aumento de tensión de la cintilla y mayor irritación a la fricción. El aumento de pronación suele verse asociado con la debilidad de la musculatura abductora de cadera.
- Diferencia de longitud de las piernas. Las disimetrías reales (diferencias de longitud de los huesos de la pierna) y las disimetrías aparentes (diferencias en la musculatura de una pierna con respecto a la otra) generan una diferencia en el comportamiento de la pelvis que favorece la mayor tensión en la banda ilitotibial.
- Genu Varo (piernas arqueadas): favorecen la compresión del cóndilo lateral del fémur contra la cintilla.
¿CÓMO DIAGNOSTICARLO?
El diagnóstico suele ser clínico y se determinará según:
- Descripción del dolor por parte del paciente, el cuál se acentúa con la práctica deportiva e incluso sentado o conduciendo cuando la rodilla se encuentra a 30º de flexión.
- Dolor a la palpación en la cara lateral de la rodilla a la altura del cóndilo lateral del fémur.
- Tests o maniobras que nos aportan información sobre cómo se encuentra el Tensor de la Fascia lata, la cintilla iliotibial y la musculatura retadora externa de cadera.
Una vez diagnosticada la patología, se deben analizar cuáles son las causas que se encuentran debajo de la lesión. Por lo tanto, es recomendable realizar un estudio biomecánico de la pisada para valorar los factores que favorecen la aparición de la lesión.
¿CUÁL ES EL TRATAMIENTO PARA EL SÍNDROME DE LA CINTILLA?
Se deben diferenciar dos tipos de tratamientos.
En primer lugar, un tratamiento enfocado o dirigido a tratar la sintomatología y el posible daño estructural. Por ello, la fisioterapia jugará un papel importante con terapias cuya finalidad sea disminuir la inflamación y regenerar el tejido lesionado.
En segundo lugar, es esencial el tratamiento dirigido a solventar las deficiencias biomecánicas que han causado la lesión. De esta forma, disminuirá la tensión que soporta la cintilla mejorando la evolución de la lesión y evitando recidivas. Entre los tratamientos de esta segunda fase se encuentran:
- Fortalecimiento de los retadores externos, principalmente glúteo medio.
- Fortalecimiento de la musculatura del pie para mayor estabilidad de la rodilla.
- Plantillas a medida para controlar los factores del pie que influyan en la lesión: exceso de pronación, pie cavo, acortamiento de gemelos…
- Trabajo de CORE, fundamental para garantizar una correcta estabilidad lumbo-pélvica que mejore la estabilidad de la rodilla.
Además, estos tratamientos nos ayudarán a prevenir la aparición de esta lesión tan frecuente.
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