Elegir el calzado correcto para los niños según su edad es de gran importancia para favorecer un correcto crecimiento del pie y evitar futuros problemas.
En numerosas ocasiones, los padres que acuden a nuestra consulta nos preguntan sobre qué calzado es el que le deberían comprar a su hijo. Ante la inmensidad de calzado infantil que existe, la pregunta no es cuál, si no qué tiene que tener el calzado correcto según su edad.
Por lo tanto, en esta guía hablamos sobre qué características debe tener el calzado en las diferentes etapas infantiles.
DE 0 A 18 MESES
- En primer lugar, desde los 0 a los 9 meses el desarrollo psicomotor del bebé se focaliza en el control de movimientos, comenzando por mantener la cabeza erguida y seguido del control postural erguido estando sentados. Posteriormente, se comenzará la fase de gateo, la cuál es fundamental para el desarrollo psicomotriz y de coordinación del bebé.
Durante esta fase, no se debe utilizar calzado ya que el pie tiene mas sensibilidad que sus manos hasta los 9 meses y es una vía de entrada de estímulos e información muy importante para el desarrollo cognitivo.
Si nos encontramos en invierno o en situaciones de frío, se aconseja proteger el pie con un botín de lana y materiales que permitan el movimiento total del pie.
- En segundo lugar, de lo 9 a los 18 meses comienzan a dar sus primeros pasos de forma independiente. En casa, es recomendable que anden descalzos para favorecer el desarrollo sensorial del pie y la estimulación de la musculatura del pie.
DE 18 MESES A 4 AÑOS
En esta etapa, en dónde se comienzan a dar los primeros pasos se recomienda:
- Calzado con velcro.
- Suela flexible de poco grosor para favorecer los movimientos y sensibilidad del pie.
- Escoger bien la talla es muy importante, ya que el pie de los niños crece aproximadamente 1 talla cada dos meses. Por lo tanto, se debe de dejar 1cm entre los dedos y la punta del calzado para evitar la aparición de rozaduras, ampollas o alteraciones en los dedos por la compresión del calzado.
- Evitar calzados que tengan una punta estrecha que fomente la compresión de los dedos entre sí.
DE 4 A 7 AÑOS
- Buena sujeción, empleando el uso de cordones.
- Suela de un grosor aproximado a los 5-8mm.
- El calzado debe ser flexible en la zona de la puntera para favorecer el despegue del pie durante la marcha y la carrera.
- Tratar de evitar calzados con suela muy rígida ya que no favorecerán el estímulo y desarrollo de la musculatura del pie.
- Intentar evitar botas altas que limiten el movimiento del tobillo.
- No utilizar calzados con las punteras estrechas que compriman los dedos.
A PARTIR DE 7 AÑOS
En este punto la marcha del niño se asemeja mucho a la marcha adulta pero habrá que tener en cuenta una serie de recomendaciones:
- Evitar los contrafuertes muy rígidos en la zona del talón ya que pueden fomentar una lesión del talón asociada al crecimiento denominada Enfermedad de Sever.
- La suela debe ser flexible en la zona delantera para fomentar el despegue de la marcha y la carrera.
- Para educación física se recomienda el utilizar un calzado multideporte, tratando de evitar el calzado específico de un deporte en concreto como las botas de fútbol o zapatillas de running.
Además, si se practica algún deporte o actividad extraescolar que requiera de un calzado específico, será muy importante elegir el calzado correcto para la actividad que se realice teniendo en cuenta:
- La superficie donde se vaya a realizar. Por ejemplo, no tendrán las mismas características unas botas de fútbol para césped artificial que para césped natural o para tierra.
- Los materiales del calzado.
- El tamaño. Elegir un calzado de una talla demasiado grande puede favorecer el desplazamiento del pie dentro de la zapatilla y que aparezcan rozaduras, ampollas, traumatismos en las uñas e incluso esguinces de tobillo por una incorrecta sujeción.
- La sujeción debe ser siempre que se pueda acordonada, ya que permite mayor regulación y sujeción.
- Siempre que los niños realicen alguna actividad física o deporte se recomienda acudir a un especialista para valorar la pisada con el fin de prevenir lesiones o alteraciones en el futuro derivadas de una mala pisada o técnica.
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